domingo, 10 de abril de 2011

Manifiesto Republicano ante el 14 de Abril de 2011


La lucha por la República es, sobre todo ahora que se cumple el 80 aniversario de la proclamación de la II República, el punto de unión de todos los que pensamos y sentimos que hay otra forma de entender un nuevo proyecto para lo que es hoy el Estado español. Nuestras diferencias son eslabones de una cadena que tiene que hacernos trabajar en un frente único sin fisuras, sabiendo valorar la situación actual y buscando estrategias que nos encaminen hacia nuestra meta común.

Hoy somos protagonistas del fracaso del capitalismo, apoyado en un sistema agotado y dominado por una clase política profesionalizada y caciquil que con tal de conseguir votos se aleja profundamente de los ciudadanos. Un sistema incapaz de ofrecer alternativas.

En este contexto la III República en el Estado español no sólo es posible sino necesaria. Una República que consista en mucho más que un mero cambio en la Jefatura del Estado. Una República con republicanos, con ciudadanos que no se conformen con ir a votar cada cuatro años, que no se conformen con ir a remolque de lo que se le ofrece si no que reclamen un papel principal en una verdadera democracia participativa.

Una República que destierre los lastres y privilegios de la actual monarquía, que no es fruto de la voluntad del pueblo si no del designio de un dictador, y que signifique el final de un modelo de Estado cada vez más corrupto mantenido por un entramado político y económico cortesano.

Una República sin trono y sin altar, que debe traer por fin un Estado Laico, alejada de los dogmas religiosos, en la que los ciudadanos lo sean al margen de sus creencias.

Una República que renuncie a la guerra como instrumento de política internacional. Una República solidaria y justa tanto para con sus ciudadanos como con los ajenos, alejada del cruel egoísmo neoliberal y en la que las estructuras económicas del país, basadas en el enriquecimiento privado y generadoras de desigualdad, sean sustituidas por otras que busquen el desarrollo del conjunto de la sociedad.

Las dificultades a las que nos enfrentamos son muchas. Por eso nos dirigimos a la ciudadanía para pedir que deposite su confianza en sí misma. Por eso recordamos a quienes ocupan el poder que sólo la ciudadanía es dueña de su destino y libre para abrazar alternativas al sistema actual. La República, hoy más que nunca, es y debe ser sinónimo de remedio y esperanza; de un sistema diferente que devuelva a nuestra vida pública la exigencia de honestidad y transparencia.

La reivindicación de la República va ligada a la denuncia del cruel Golpe de Estado de 1936 y de la dictadura posterior, al recuerdo de miles de asesinados y del terror que hasta hoy se mantiene en el espíritu de gran número de nuestros mayores, que siguen despertando en las noches más oscuras a la espera de que les vengan a buscar la Falange o la Guardia Civil.

Ante esto no puede haber leyes de “Memoria” ni de “Amnistía” insuficientes, sino que lo que hay son Leyes Internacionales y crímenes de Lesa Humanidad. Queremos la declaración de ilegalidad del Régimen Fascista en España, la eliminación de todas sus Leyes y la condena de todos y cada uno de sus dirigentes. La investigación de patrimonios privados, denuncia de las empresas que utilizaron esclavos políticos, así como los secuestros de niños/as a sus legítimos padres y familiares. Queremos que las víctimas del franquismo tengan los mismos derechos que cualquier ciudadano del Estado español y por ello hacemos nuestros los objetivos de “Verdad, Justicia y Reparación”, incluidas las garantías de No Repetición.

Con la II República fuimos capaces de entender que la educación y la cultura son la espina dorsal de un pueblo, y que la ilusión por avanzar es algo que compartimos todos los trabajadores. Seguro que nos equivocamos en muchas cosas, pero la historia nos ha cargado las neuronas de una madurez política que hoy tenemos que rentabilizar.

Nos lo piden nuestros héroes anónimos, aquellos que hoy siguen enterrados en fosas de barro y agua. Es por éstos, y por lo que ellos murieron, por lo que hoy todos reivindicamos la República.

No podemos pedir la República si olvidamos a los republicanos.

¡Viva la República!