Algún apunte sobre el auto del Juez Garzón
Emilio Sales Almazán (Foro por la Memoria de Toledo, 23-10-2008)
Ni qué decir tiene que el auto del Juez Garzón ha servido, entre otras cosas que intentaré analizar, para poner en primera línea del debate algo que muchos habíamos dicho y que por no tener un “altavoz” adecuado había sido silenciado. Me refiero a la mentira mil veces repetida (ya sabemos eso de que se convierte en “verdad”) de que la bendita transición había solucionado los problemas de la sociedad española respecto al franquismo y todas sus ramificaciones. La transición fue un pacto de amnesia e intento de olvido de vencedores sobre vencidos y la llamada a la conveniencia de que estos últimos no tocaran mucho las narices. La benevolencia y la generosidad en unos casos, la candidez en otros y mucha traición y entreguismo en los demás, hicieron que una parte de la sociedad, aquella que había sufrido las consecuencias de la Guerra Civil y la posterior represión franquista dejara de reivindicar lo que en justicia le correspondía.
Me gustaría plasmar algunas de las frases que el periodista Iñaki Gabilondo reproduce en su editorial de la cadena televisiva “Cuatro” del pasado martes 21 de octubre. Dice así: "Como sospechábamos, la intención de Garzón de juzgar por lo penal la sublevación franquista tiene pocos visos de prosperar. El recurso de la Fiscalía es durísimo contra Garzón, tanto en la forma como en el fondo. Se abre una disputa jurídica que no estamos capacitados para valorar. Pero hay otro aspecto, más político, más social, abierto al comentario: es el que se refiere al espíritu de la transición, que dicen ahora traicionado"…"el tal espíritu fue la prudencia de una sociedad atemorizada. Fue necesario, fue útil e hizo posible la democracia, pero hay que recordar que fue un ejercicio de generosidad asimétrica. Los vencedores de la guerra no perdonaron nunca, no perdonaron nada y no perdonaron a nadie. Persiguieron durante cuarenta años a los que consideraron enemigos. Los que perdieron la guerra, por el contrario, no pasaron una sola factura tras la muerte del dictador. La reconciliación nacional fue, sobre todo, un gigantesco acto de perdón de los derrotados gestionado con mucha categoría, eso sí, por los jóvenes del último franquismo, con Suárez a la cabeza"…"Pero nunca creímos que aquel espíritu fuera un borrador, un blanqueador de la sublevación y la dictadura, y que la democracia iba a permitir que, pasado algún tiempo, se consagrara en la calle una repugnante equivalencia entre la legalidad republicana y la ilegalidad franquista. Hace unos días dijo Zapatero que el franquismo ya ha sido juzgado por la historia. Desde luego, no por la historia de nuestro país. Recordemos las reticencias y resistencias a la condena en nuestro Parlamento... y hace unas semanas fue elogiado por un prohombre como Mayor Oreja. Entre unas cosas y otras, el espíritu de la transición se está convirtiendo en el último gran negocio del franquismo"
Pasados los años, la generación de los nietos de aquellos que lucharon en defensa de la legalidad republicana, en defensa del orden constitucional, pensaron que la historia oficial nada tenía que ver con lo que realmente había sucedido. Y aquí se produce un movimiento memorialista que, poco a poco y con grandes intentos de pararlo, manipularlo y/o vampirizarlo, ha llegado hasta la fecha con un auge que prevé sorpresas mayúsculas. En este contexto aparece el auto del Juez que, pone sobre la mesa y parafraseando a Francisco Espinosa, de forma jurídica lo que otros habían elaborado de manera histórica.
Y es que el auto no solamente es la exhumación de fosas comunes, que también, es un claro alegato en la línea que desde la Federación Estatal de Foros por la Memoria, el Equipo Nizkor, y muchas otras organizaciones veníamos explicando con éxito reducido por la falta de unos medios de comunicación más preocupados en ser “políticamente correctos”,es más, en estos momentos cuando esos medios te llaman con asiduidad para que des opiniones respecto a la actuación de Garzón se quieren circunscribir al tema de la exhumación y no ir mucho más allá, al fondo del asunto.
No voy a entrar en analizar aspectos jurídicos por mi falta de sapiencia en este tema, ni soy abogado ni entiendo de los intríngulis de la materia (sabemos la propensión de la jurisprudencia para hablar lo menos inteligible posible). Entiendo que la Justicia debía ser más comprensible para todos y no enmarañar lo que, en principio, es fácil de entender juzgar. Pero no es muy difícil opinar de lo que explica en este auto el responsable del Juzgado nº 5 de la Audiencia Nacional.
En primer lugar se declara competente para abrir diligencias de la represión franquista. Cualquier ciudadano que haya seguido los casos de Chile y Argentina, o el de los cuatro criminales de la SS, entiende que si la Audiencia ha podido hacerlo en esos casos, como no lo va a hacer en uno que es mucho más cercano, ¿o es precisamente por eso?
Qué los delitos cometidos por el franquismo no son meros delitos comunes, son crímenes de lesa humanidad como han sido declarados en otros lugares. O es que Franco era un cachondo bajito al que no pillamos sus gracietas. O es que Queipo de Llano era un demócrata (al parecer en un libro de reciente aparición así se le denomina, claro que si este individuo era un demócrata ya entiendo la calidad de democracia que tenemos), aquel que “argumentaba” cosas como <
Que el régimen franquista es equiparable al nazi, del que se retroalimenta y es maestro en varias cuestiones. No podemos olvidar como España fue laboratorio para posteriores “hazañas” como el bombardeo de la población civil, la reclusión de personas en campos de concentración, etc.
En definitiva, sin alargarme más y por encima de recursos y debates sesudos, lo cierto que a partir del auto del Juez Garzón las cosas pueden y deben cambiar. |